Por Silvia Estrems.
En todas las clases de management nos enseñan la importancia de salir del cuadro para encontrar la solución adecuada, para
resolver situaciones complejas, para innovar o para adquirir nuevas habilidades.
El ejercicio clásico para hacer pensar en
salir del cuadro es el ejercicio con fósforos. Por ejemplo: cómo hacer 4
triángulos equiláteros con 6 fósforos (¿conocéis la solución?).
En su articulo para IESE “Siembre creatividad y cosechará innovación”, Paddy Miller y Asra Brankovic resaltan
que una limitación a la innovación es el excesivo apego a la tradición: “es fácil caer en los viejos usos, sobre todo
cuando la innovación no brinda resultados inmediatos. Ceñirse a los caminos
trillados suele traducirse en una innovación defensiva e incremental, no una
realmente radical”.
¿Y con nuestro enfoque de los mundos salimos del cuadro?
Cuando usamos la metodología de los mundos para definir un mundo deseado que nos acerque a nuestros clientes, tenemos la misma limitación. Pensamos,
reflexionamos y construimos dentro de nuestro mundo actual y por lo tanto es
tremendamente difícil definir un mundo deseado adecuado.
Una forma de salir del cuadro es focalizarse
en comprender nuestro cliente, los cambios que le afectan, sus retos. Esto nos
obliga a salir de nuestro mundo actual, y facilita la reflexión sobre el mundo
deseado.
Por supuesto, el soporte de un consultor de
otro mundo que el nuestro puede ser un acelerador para cualquier transformación
que queramos emprender.
No hay comentarios:
Publicar un comentario