Por Silvia Estrems.
En un post anterior, hemos visto la diferencia cultural
abismal entre unos países sobre la importancia del mundo del pasado. Según el estudio, para un occidental el mundo del pasado se relaciona con
el mundo del presente aunque con más fuerza (para los franceses, por ejemplo) o menos
fuerza (para los americanos, volcados en el futuro), y para un chino los mundos del
pasado y del presente son distintos y separados.
¿Qué impactos puede tener esta diferencia de concepción
pasado / presente ajenos o imbricados?
El libro “Beijing record. A Physical and political Historyof Planning Beijing” de Jun Wang ilustra cómo se aplica en el urbanismo de forma repetitiva a lo largo de la historia. Básicamente, no hay duda ninguna en remodelar la ciudad para
que sirva al posicionamiento decidido en el momento:
- en los años 50, Mao decide arrasar la parte antigua de la ciudad para demostrar con los nuevos edificios la grandeza del nuevo poder (se remplaza, por ejemplo, el templo budista de doble pagoda de Qingshousi por el nuevo eje de la ciudad),
- en la actualidad, se esta transformando todavía más rápidamente la ciudad con la ayuda de arquitectos internacionales, para establecer puentes con el modelo de la economía mundial.
Para nosotros, occidentales (y, por supuesto, para algunos
chinos entre los cuales el autor), esta capacidad de transformar la ciudad para reflejar el nuevo
mundo se vive como agresiones sobre el pasado: usamos la palabra
destrucción.
De hecho el concepto de protección del patrimonio mundial,
con la UNESCO ,
ha salido de nuestras mentes.
Supongo que esta forma muy distinta también tiene impactos
en la forma de gobernar las empresas o de gestionar la economía del país.
¿Cómo se aplica la metodología de los mundos en este contexto?
Uno de los preceptos de la metodología resalta la necesidad
de crear un mundo deseado en prolongación del mundo actual – (¿qué se puede añadir al mundo actual para construir el mundo deseado? ).
Parece imposible con la concepción China. Pero si se mira con más atención el
urbanismo actual, respeta todavía las líneas maestras ancestrales: círculos
concéntricos de las rondas, edificios situados en un eje partiendo del antiguo
trono imperial, apertura y horizontalidad…. Los fundamentos culturales siguen
respetados.
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