Imagínese que es convocado a una reunión donde debe argumentar su
imposibilidad de realizar, en un tiempo dado, las tareas demandadas. Usted
lleva consigo hechos, argumentos y propuestas para solucionar el problema.
Imagínese que dicha reunión se convierte en una “tormenta” de 20
minutos, con tonos de voz excesivos, actitudes fuera de lugar, con hipótesis y
suposiciones, y sin posibilidad de réplica.
¿Qué está pasando?
Ha sido víctima de un mal intento de cambio de mundo.
Aparentemente, su manager, con el que apenas ha tenido usted trato
directo anteriormente, tenia muy claro su mundo actual (usted trabaja muy mal,
no está adecuadamente motivado y no es consciente de la importancia de las
tareas que se le han encomendado) y el mundo deseado donde desea situarle (usted trabaja
de forma muy eficiente, a destajo si es necesario puntualmente, todo orientado a
conseguir los objetivos, y no los cuestiona).
¿Se parece usted a alguien, no cree?
Sí, se parece al estereotipo
cinematográfico del recluta inútil que acaba de ingresar en un cuerpo de algún
ejército. En estos casos, esa “tormenta” es una pasarela habitual y recurrente
que usan los instructores para hacer entrar a una persona en la disciplina
adecuada.
Como ya hemos visto en este blog, una pasarela debe:
- dar sentido a la acción,
- identificar a los facilitadores,
- definir los gestos / comportamientos del mundo deseado,
- y enfocarnos en el punto de inflexión.
La pasarela de su manager cumple todos los requisitos. Entonces, ¿por
qué salió usted de esa reunión todo lo contrario a lo que su manager esperaba, desmotivado,
sin ganas de esforzarse, sin querer pertenecer al mundo que su manager le creó?
En los Mundos, una pasarela, como su equivalente físico, además de las características
que deba cumplir requiere de dos puntos de apoyo en sus extremos para poder cumplir
con su función. Es por ello que una pasarela:
- tiene sentido en el mundo deseado
- y es observable en el mundo actual
Formular el mundo deseado en función de su estrategia es tarea de su manager,
pero diagnosticar su mundo actual, sin contar usted, es algo especialmente
complicado. ¿Cómo iba a poder encontrar una pasarela adecuada para motivarle o
sacar lo mejor de usted… sin tan siquiera sentarse a hablar con usted, sin
conocer sus motivaciones, su día a día, su realidad?
Es por ese mismo motivo que otras situaciones tan habituales en las
empresas, que todos vivimos a diario como son por ejemplo cambios
organizativos, implantaciones de nuevas herramientas, establecimiento de nuevos
informes, ajustes de procesos... suelen tener escaso éxito. Son pasarelas, sí. Pero si no
se apoyan en un mundo actual bien diagnosticado y un mundo deseado bien
formalizado, son pasarelas ineficaces.
Seria como empezar la casa por el tejado.
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