Por
Silvia Estrems
El su libro muy interesante “Artiste, artisan et technocrate” (en francés), Patricia Pitcher nos traslada el fruto de su
análisis de diversas empresas durante 8 años. Existen versiones más recientes de lo que
había leído hace unos años (quizás existe también en otros idiomas).
La autora viene a decir que cada empresa
necesita un artista que es el visionario que va a hacer crecer el negocio: es
el alma de la empresa. El artista necesita artesanos para transformar sus
ideas en hechos reales. Cuando la empresa crece, se necesitan tecnócratas que
aportan procedimientos y sistemas.
La autora ha observado que con el tiempo, esta
ultima categoría se expande rápidamente y que irremediablemente accede en el
poder.
Parece ser que la dinámica a largo plazo
de las empresas es o era “fuera el artista y sus ideas que generan dispersión y
bienvenido al tecnócrata que consolida y concentra la acción”. Ella ha
observado que es el momento en que la empresa frena su crecimiento.
En su primer libro, nos daba otras sugerencias
de actuación más allá de su observación. En una edición más reciente, Patricia Pitcher recomienda añadir al líder de las empresas conocimientos en
artes, filosofía y psicología.
Si trasladamos la observación de Patricia
Pitcher en términos de teoría de los mundos, podemos decir que:
- el artista es inspiración, y seguramente doméstico,
- el artesano es también del mundo doméstico pero también mercantil / industrial,
- el tecnócrata es exclusivamente del mundo industrial.
Por lo tanto, la conclusión a la cual se podría llegar es que
las empresas exclusivamente del mundo industrial no pueden crecer. Les falta o
el lado mercantil para vender más, o el lado inspiración para crear nuevas
soluciones, o el lado doméstico para cohesionar los equipos detrás un líder.
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