Por
Silvia Estrems
En la etapa 2 del método de venta compleja, se trata de identificar todas las motivaciones de los decisores para poder
co-construir una solución que responda a todas ellas. Por lo tanto, en esta
fase, es especialmente importante saber preguntar.
En el libro La Venta Compleja, encontramos las ocho reglas de oro para preguntar:
1. Utilicemos un vocabulario que incite al interlocutor a dar la mejor respuesta y a reflexionar. Ejemplo: es preferible decir « ¿cuál es su diagnóstico? », en lugar de « ¿qué opina usted? »; « ¿cuál es el factor clave para…? », en lugar de « ¿qué motivos hay para…? »
2. Privilegiemos un vocabulario concreto para obtener respuestas concretas, apoyadas con números. Ejemplo: « ¿cuáles son sus resultados? », en lugar de « ¿cuáles son sus objetivos? », que puede abrir la puerta a la dispersión.
3. Prefiramos los matices positivos, ya que son más constructivos. Es preferible hablar de « vías de mejora » que de « puntos débiles ».
4. Preguntas directas: si estamos incómodos, motivémoslas. Ejemplo: « Para hacerle una buena oferta… »
5. Encuadremos las preguntas para obtener respuestas más concretas. Ejemplo: « En tres puntos, ¿cuál es su principal…? »
6. Valoricemos al cliente antes de formularle una pregunta delicada. Ejemplo: « Desde su perspectiva de responsable principal de este proyecto,… »
7. No culpabilicemos nunca a nuestro interlocutor, pongámonos en su lugar. Ejemplo: « ¿Qué es lo que le penaliza? », y no « ¿Qué es lo que no funciona bien? »
8. Alternemos con acuses de recibo que valoricen, tiempos muertos y fases de recarga de motivación. Ejemplo: « Este último punto me parece fundamental porque… », « Disculpe que le haga estas preguntas, pero me resulta muy útil para… »
Os animo cómo siempre a practicar las 8 reglas de oro para tener fluidez durante las entrevistas.
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