Por
Silvia Estrems
Desde hace varios años, en las empresas tenemos
cómo marco general el trío “ambición, misión, valores”. Es muy útil.
La pregunta sería: ¿es suficiente para que
todos actuemos siguiendo estos valores? ¿Qué nos impide adoptarlos sin
limitación?
La respuesta es el mundo.
Cuando nos quedamos al nivel del valor, cada
uno lo interpreta o reacciona con la sus ojos y sus referenciales. Y además,
cada valor tiene su definición según el mundo de la empresa.
Por ejemplo: ¿Qué significa el valor
solidaridad para una empresa del mundo doméstico? Puede ser “adhesión de forma
solidaria a las decisiones tomadas”. ¿Cuál puede ser la definición en un mundo
mercantil del mismo valor? “compartimos colectivamente y de forma solidaria el
resultado de nuestro trabajo”. Dos mundos, dos definiciones.
Es la razón por la cual es importante tener
los valores documentados con principios de acción – una forma de definir cada
acción.
Pero todavía no es suficiente. ¿Qué nos
permitirá adoptar los valores prescritos para la empresa?
La respuesta es el cambio mundo, concretando
los gestos que tendremos que hacer para aplicar este valor en situaciones del día
a día.
Por ejemplo: El valor respeto en una
organización del mundo doméstico tiene como definición “puedo mostrar buenos
modales en todas las circunstancias”. Y se puede declinar en:
- Estoy atento y receptivo a los comentarios
- Les doy mucha importancia, y aporto respuestas
- Reconozco el trabajo del equipo: el tiempo, la calidad, el estrés, la carga, ...
- Conozco a todos los miembros del equipo
- Digo "hola" a todos los que veo
- Entiendo y valoro las habilidades de los otros
Este trabajo de declinación en gestos /
comportamientos es una de las pasarelas en el método de cambio de mundo.
En resumen, si queremos adoptar unos nuevosvalores, la metodología de los mundos nos permite definirlos de tal forma que se entienda en nuestro mundo y sobretodo
caracterizarlos para que sean aplicados.
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