Por Silvia Estrems.
El liderazgo es una cuestión de mundos.
Si observamos a los que dirigen a las empresas
podemos distinguir tipos de liderazgos diferentes: de los visionarios del mundo inspiración que saben a dónde tiene que ir la
empresa a los gestores del mundo industrial que van a consolidar los procesos y
sistemas que la sostienen pasando por los conquistadores del mundo mercantil
que van a expandir el negocio.
Observando un poco más hacia las líderes
femeninas, podemos encontrar ejemplos también de estos diferentes tipos de
liderazgos: mundo inspiración, mercantil o industrial. Pocas veces encontramos
las características de personalidades del mundo opinión en las responsables de
empresa (aunque hay ejemplos concretos, por supuesto).
Lo que me ha sorprendido es que parece ser que
todas tienen la vertiente del mundo doméstico muy desarrollada. Se desvela con diversos aspectos:
Entre otros,
podemos destacar: interés por las personas que constituyen la empresa y
confianza en ellas, primando el equilibrio y la responsabilidad, valorando el
reconocimiento por parte de los profesionales que forman parte del equipo,
basándose en anécdotas ejemplares para demostrar la eficiencia de las acciones
/ decisiones, empujando el trabajo en equipo y el respeto del otro.
El mundo doméstico favorece el compromiso a
largo plazo, el equipo orientado a perseguir los objetivos marcados por el jefe
y la iniciativa para el bien de la empresa.
¿Se podría decir que el liderazgo en femenino
combinado a otros mundos aporta las condiciones de desarrollo y sobretodo
continuidad para las empresas?
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