miércoles, 4 de abril de 2012

¿El mundo del emprendedor nace o se hace?

Por Silvia Farjas.

La prensa económica se debate estos días acopiando información sobre las nuevas reformas estructurales que piensa llevar a cabo el Gobierno Central para reactivar la economía y combatir las acuciantes tasas de desempleo que sacuden a España. Entre ellas leo con interés que entre los objetivos del Gobierno está “poner en marcha en este trimestre la ley de emprendedores, con el objetivo de apoyar a las pymes y a los autónomos y estimular la creación de empleo".

No es precisamente España un país que destile una cultura emprendedora y eso es algo que debería instalarse en la esencia formativa y en la trayectoria profesional de nuestros jóvenes. De ahí nuestra pregunta, una y mil veces planteada y una y mil veces sin respuestas convincentes.

Basaremos nuestra reflexión tomando como base la teoría de los Mundos. Nuestros posts han descrito en más de una ocasión lo que representa cada uno de los mundos y qué caracteriza a los individuos según su adscripción a uno u otro mundo; aunque ninguno de nosotros pertenece a un mundo puro y nuestro mundo puede cambiar a lo largo de nuestra trayectoria vital/profesional. Sin embargo y respecto a la pregunta inicial:

¿Podemos considerar que alguno de ellos es un fiel reflejo del espíritu emprendedor que tanto estamos reclamando?

Si tomamos como modelo una de las personas que encarna con mayor fidelidad este espíritu, Steve Jobs, podemos percibir en él un compendio de 3 mundos.

  • Mundo Inspiración: el excelente maridaje entre el arte y la tecnología, la búsqueda de la pureza de las formas para cualquier producto tecnológico hasta convertirlo en un objeto artístico.
  • Mundo Mercantil: visión comercial siempre dirigida a superar las expectativas del consumidor/usuario desarrollando productos de culto y su convencimiento de que podía crear productos que los usuarios ni siquiera eran conscientes de necesitar.
  • Mundo Opinión: dejar una marca en el universo, su pasión por aparecer siempre en primera página en las más prestigiosas publicaciones económicas y tecnológicas proyectando de si mismo una imagen mesiánica en la que se le describe como a un visionario.

Estos tres mundos se han sincronizado con una sólida harmonía a lo largo de su trayectoria profesional. Observamos que incluso se han mantenido inalterables a lo largo de su intensa y creativa vida laboral: desde sus inicios en Apple, pasando por los nuevos proyectos que emprendió tras su salida de Apple (Next,  Pixar) en los fue capaz de resurgir tras algún sonoro fracaso, para retomar y conducir de nuevo a Apple a ostentar el liderazgo mundial que todos conocemos.

El nexo de unión ha sido siempre el mismo: su obsesión casi enfermiza por la perfección y la sencillez, creando productos dirigidos al gran público capaces de cambiar nuestra forma de vivir y su modelo de gestión de puro emprendedor. Jobs sabía que para tener éxito sus equipos tenían que desarrollar este espíritu, todas sus célebres creaciones se han basado siempre en aplicar modelos start-up dentro de las diferentes organizaciones empresariales que ha regentado.

Probablemente las personas que pertenecen a estos mundos sean más sensibles a ambicionar proyectos de creación de compañías que les permitan proyectarse a nivel mundial. Analizando la trayectoria de Steve Jobs podemos afirmar que es meridianamente claro que el emprendedor no solo nace sino que también se hace.

Os invitamos a releer nuestros posts en los que descifrábamos el funcionamiento de la Dirección de Apple en base a la teoría de los mundos ¿El Mundo de Jobs es el de Apple? y cómo el mundo de su fundador puede llegar a perdurar en la compañía ¿Steve puede enseñar a Apple a ser Jobs?

2 comentarios:

  1. Desconozco la teoria de los mundos, pero creo que el que se describe como el de opinión yo lo llamaría el de vanidad-ambición, ¿ es el mismo mundo que el de opinión, al que hace referencia el artículo?. El equilibrio sistémico de las partes configura el éxito...?. Seguiré leyendo los posts.

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    1. En el caso analizado es, efectivamente, el equilibrio sistémico de las partes el que configura el éxito.

      La teoría de los mundos no es un concepto estático, sino evolutivo. De la misma forma que el individuo evoluciona a lo largo de su trayectoria vital (y puede cambiar de mundo) también las organizaciones pueden y deben evolucionar su propio mundo.

      La aplicación de la teoría de los mundos al ámbito empresarial permite descifrar cómo debe cambiar la organización su mundo actual para acercarse al mundo cambiante de sus clientes.

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