Todo cambio implica un esfuerzo. Naturalmente, no tenemos ganas de «poner en riesgo» una situación actual a cambio de un futuro hipotético. La actitud de una fuerza de venta está dictada siempre por las situaciones de renta que la empresa ha experimentado o no.
En una situación de renta duradera, las fuerzas de venta y el top management están anclados en un reflejo de «siempre más». Ahora bien, lo cuantitativo, la reiteración de la misma cosa lleva al empobrecimiento de las competencias, de la táctica y de la adaptabilidad.
Corresponde al manager hacer que sus equipos adquieran consciencia de la necesidad, de la importancia, y a veces incluso de la urgencia de un cambio. Esto no le resulta fácil porque debe imponer la idea de que el statu quo ya no es sostenible a los mismos comerciales a los que intenta motivar inculcándoles una moral de «vencedor». Pero si espera demasiado, corre el riesgo de que sean sus clientes y sus competidores quienes lo digan. Entonces sería demasiado tarde para rectificar el tiro.
A continuación, un ejemplo de urgencias percibidas por comerciales : algunas nos parecerán lejos de nuestra realidad, otras más próximas, pero todas son reales.
- Plantearse una inversión comercial fuerte, «retorno sobre inversión» lejano.
- Crear el evento para asegurar una presencia fuerte y duradera en el cliente.
- Identificar los negocios estratégicos.
- Combinar las áreas de los comerciales; ciclo largo + ciclo corto.
- Multiplicar los resultados con una mejor activación de los partners.
- Estar posicionado al más alto nivel; el director general es un actor fundamental: pero es el árbol que no deja ver el bosque.
- Nosotros, los comerciales, tenemos que diversificar a nuestros interlocutores, ir a ver a los directores generales y a los directores operativos.
- Aprender a posicionarse ante las consultorías y venderles mejor el posicionamiento de nuestra empresa.
- «Demasiada envergadura para nosotros», «no sabríamos cómo hacerlo…»
- Complejo originado por la comparación con ciertos competidores: comunicar cuando se les gana.
- Ser más positivo en las propuestas (en lugar de cubrirse).
- Ser más agresivo: ¡voluntad de abarcar más y no dejar nada para la competencia!
- Pedir sistemáticamente una compensación.
- Más lobbying para ganar peso.
- Discutir toda decisión «oficiosa».
- Hacer de modo que todos los colaboradores presentes en la cuenta cliente actúen como embajadores de la empresa.
- Anticipar mejor los niveles de precios. No hay negociación en los mercados públicos: se debe dar el precio bueno a la primera.
- Aumentar la reactividad en la negociación/elaboración del precio de puertas adentro.
- Bloquear realmente tiempo en nuestra agenda para dedicarlo a esta actividad, por ejemplo 1 día por semana.
- Prospectar de una manera más innovadora.
- Capitalizar la red relacional del personal de la empresa.
- Realizar un seguimiento de los planes de acción.
- Declinar las ofertas por negocio.
- Conocer mejor las herramientas existentes.
- Dar a conocer mejor nuestros mercados hacia dentro de la empresa: ejemplos de uso, de necesidades cubiertas por nuestras soluciones.
- Tratar en serio las ventas de un importe de menos de x euros.
- Identificar las que son puntos de entrada para ventas mayores en un futuro.
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