miércoles, 13 de abril de 2011

Las grandes editoriales han de reestructurarse para seguir

El titular es una cita, que leo este fin de semana junto a la siguiente frase en El País:

“Algunos piensan que Amazon sabe quién es el lector y las editoriales no lo saben. Que conocemos las librerías, pero no los lectores. Y las editoriales se están empezando a transformar, orientándose más en el lector y dependiendo menos de los lugares donde se venden los libros.”

Corresponde a una entrevista a Stephen Page, CEO de Faber & Faber, editorial que cuenta entre su catálogo a 12 premios Nobel de Literatura.

El propio Stephen Page, en otra entrevista concecidad al The Guardian unos meses atrás:

At heart, publishers exist to create more value for writers than writers can (or wish to) create for themselves.

Bien, la razón de ser de una editorial es aportar valor al escritor. ¿En qué? Por un lado, en la labor editorial en sí misma. Por otro lado, en su capacidad de hacer llegar la obra a los lectores en forma de libro, a través de canales como pueden ser las librerías, los supermercados o los grandes almacenes.

¿Qué cambia el libro digital?


Readers, ever more visible and opinionated, do not defer to the book trade or traditional media alone. Publishers who continue to rely on big marketing spends and piling books high in bookshops will see their role gradually (if not rapidly) diminish. All publishers will have to navigate global mass markets, but they will also need to build audiences for writers, not just by the traditional means of great publicity campaigns and retailer marketing, but through direct engagement with readers, on and off-line. If a new entrant has a social media strategy better than any existing publisher's, they may well find a role in the market at the cost of the old-timers.

De un día para otro, las editoriales se podrían encontrar en una situación en que su valor añadido, editar un libro y llevarlo hasta los lectores, deje de ser una exclusiva suya. Cualquier escritor puede publicar un libro digital, y hacerlo disponible de inmediato a cualquier potencial lector. Ya no son un intermediario obligatorio.

Además, la entrada del libro digital conlleva un cambio en los propios lectores. En la forma en que consumen libros y en sus propios hábitos de lectura. En la forma en que deciden qué libro escojen, sobretodo a la hora de valorar en qué opiniones confían más que otras. Cada vez es más importante trabajar la relación con los lectores que trabajar la promoción de un libro concreto.

Por todo ello, el mundo actual de las editoriales, un mundo mercantil de creación y venta de productos en masa, empieza a dejar de tener sentido y se aleja de los autores y los lectores: es necesario formular un nuevo mundo para las editoriales.

Un mundo que permita preguntarse ¿por qué una persona quiere leer un libro? en vez de ¿cómo puedo hacer para comercializar aún más mi producto?

¿Puede pasarle al libro lo que al CD? ¿Qué papel jugarían las librerías en este nuevo mundo? ¿El auge actual de las tabletas hará despuntar el negocio alrededor del libro digital? ¿Qué parte del negocio van a conseguir en el futuro próximo intermediarios como Amazon o iTunes?

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