lunes, 7 de marzo de 2011

Un ejemplo real de puentes entre un líder y su equipo


Estuve en una ponencia en IESE hace poco donde nos presentaban la experiencia de convertirse en productor de cine.

Ignacio Gómez-Sancha, uno de los productores, nos ha comentado su experiencia llegando a Argentina en las oficinas alquiladas para todo el equipo de preparación del rodaje (unas 100 personas trabajando durante 3 meses). Intento repetir sus palabras:

El primer día llegue allí con mi traje y corbata y nadie se comunicaba conmigo: pensaba que nadie sabia quién era yo.
El segundo día, iba allí esperanzado con que la voz habría corrido y que la gente me haría caso. Nada. El tercer día tampoco. Era evidente que no me consideraban de su mundo y que era yo el que tenía que hacer el esfuerzo de ir hacia ellos más allá de la vestimenta. Entonces hice tres cosas:

  1. he comprado 100 rosas (relacionadas con un escena de la película) y las he regalado una a una presentándome
  2. había observado que la gente se besa cada día para saludarse (todos: hombres y hombres incluso) – empecé a hacerlo con todos cada día
  3. finalmente, más del 80% de los hombres tienen barba, allí: dejé de afeitarme hasta tener una barba más conforme al estilo local.
Desde entonces no tuve ningún problema para relacionarme con todos”

Ignacio nos ha dado un magnifico ejemplo de puentes entre dos mundos: su mundo personal y el mundo de su equipo.

Como responsables de equipos, no podemos esperar que el equipo establezca estos puentes. Es el rol del líder creador de mundo de hacer-lo. Recordar el Pontifex Maximus.

Os animo a seguir el ejemplo de Ignacio… y de pasada ir a ver qué tipo de película un líder como él es capaz de producir.

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